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12/7/08

PARA LOS QUE NO LA VIVIERON :Fue en ese clima de intolerancia que se produjo la muerte de Mor Roig.

Queridos amigos:
Dias pasados los invitaba a iniciar una movida para recordar uno de los tantos crímenes cometidos por los "jóvenes idealistas". El 15 de Julio de cumple un nuevo aniversario del asesinato del Dr. Arturo Mor Roig.
No dejemos pasar por alto esta fecha. Llamando a las radios, mandando cartas de lectores. De todas formas y maneras. Preguntando por correo electrónico a los dirigentes radicales los motivos por los que se niegan a rendir homenaje a este ilustre político. Acaso lo silencian por que son cómplices o simpatizantes de sus asesinos o simplemente por cobardía.
Difundiendo su vida y su muerte hagamos conocer la otra parte de "memoria y verdad"
Gentileza de Gustavo Cacivio para NOTIAR

EL HOMENAJE QUE FALTA

A pesar de que cualquier crimen es repudiable, el cometido contra la persona del Dr. Arturo Mor Roig el 15 de julio de 1974, no admite ningún atenuante ni justificativo. Y pese a la estatura moral y política del asesinado, son escasos y silenciosos los homenajes que se le rinden. ¿O acaso nunca se produjo este crimen?
¿O acaso nunca se cantó -Hoy, hoy, qué contento estoy, vivan los montoneros que mataron a Mor Roig? ¿O acaso será necesario encubrir a los asesinos y a sus cómplices, para que puedan seguir trepando a los mas altos cargos de los tres poderes del Estado?
Negar el repudio a los asesinos del Dr. Arturo Mor Roig, es hacerse cómplices de los bárbaros que cometieron el crimen y de los que lo festejaban cantando -Hoy, hoy, qué contento estoy, vivan los montoneros que mataron a Mor Roig-
Cualquier persona de bien, debe repudiar un crimen. Pero este no fue un crimen mas. En este caso en particular, se atentó contra quien representaba el mas elevado proyecto de convivencia democrática, sin ambiciones personales y con capacidad intelectual y personal, suficientes para no necesitar jubilaciones de privilegio ni prebendas personales.
Quienes habían caído en la degradación moral al extremo de planificar fría y metódicamente la muerte de otro ser humano, no podían tolerar la existencia de un hombre con tan elevados valores morales.
Hoy al escuchar "el canto de sirenas" de los que mataron a Mor Roig y de otros de su misma calaña, yo, que llevo apilado años de vida, recuerdo que hubo otra historia, cuyas páginas parecen haber sido quemadas en la hoguera de la mentira por los hijos putativos del odio. Pero es necesario reconstruir esas páginas para que las generaciones futuras, conozcan toda la verdad y no solo una parte de ella, que además está preñada de omisiones y falsedades.
Sino, cualquiera que no haya escuchado las dos campanas, pensaría que un nuevo Herodes ordenó matar a nuevos "Santos Inocentes" y no que un fue un gobierno constitucional, quien ordenó aniquilar a la guerrilla terrorista.
¡Asesinos! ¡Cómplices de este crimen! Dios y la Patria os lo demanden!

SU VIDA

Arturo Mor Roig nació en Lérida (Cataluña, España), el 14 de diciembre de 1914, y había arribado a la Argentina de muy pequeño junto con sus padres. Su familia se radicó en principio en la ciudad de Buenos Aires, trasladándose posteriormente a San Pedro en la Provincia de Buenos Aires; ciudad en la que Mor Roig vivió durante su infancia y su juventud.
En la Universidad de Buenos Aires se graduó como Procurador, iniciando su carrera profesional en la ciudad de Arrecifes, donde constituyó su hogar, radicándose posteriormente y en forma definitiva en la populosa y pujante ciudad de San Nicolás de los Arroyos. Allí se casó, constituyendo su hogar.
En 1939 se afilió a la Unión Cívica Radical, desarrollando una intensa actividad militante junto al legendario dirigente juvenil Moisés Lebensohn. Ya adulto, se doctoró en Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina. Inició su carrera política como Concejal en San Nicolás.
Su estatura política trascendió esa instancia, y así lo advirtieron sus correligionarios de la zona y los dirigentes políticos de la Intransigencia, Balbín y Solá. Por eso, luego de la reforma constitucional que permitió la reelección presidencial del General Juan Domingo Perón (1952/55), Arturo Mor Roig ingresó a la Cámara de Senadores de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en representación de la segunda sección electoral.
Al producirse la Revolución Libertadora que derrocó al gobierno de Perón, los partidos políticos se reorganizaron y estallaron diferencias internas. La U.C.R. no fue ajena a dicho proceso, produciéndose la ruptura en 1956. Los partidarios de Frondizi fundaron la Unión Cívica Radical Intransigente, mientras que el resto se nucleó en la Unión Cívica Radical del Pueblo, bajo la presidencia de Crisólogo Larralde. En la encrucijada de la división radical, Arturo Mor Roig tomó partido decididamente por la Unión Cívica Radical del Pueblo.
En la Convención Constituyente de Santa Fe en 1957, Arturo Mor Roig participó activamente como asesor del Bloque de la UCRP, pues estaba vedada para él la posibilidad de ser Convencional Constituyente por no ser argentino nativo.
Posteriormente, el gobierno de la Revolución Libertadora convocó a elecciones generales para el 23 de febrero de 1958 a las que el Radicalismo concurrió dividido. Por la UCR Intransigente se presentó la fórmula Arturo Frondizi-Alejandro Gómez y por la UCR del Pueblo la fórmula Ricardo Balbín-Santiago del Castillo.
La UCRI obtuvo el vuelco de los votos peronistas por orden de líder exiliado, siendo de este modo consagrado Presidente Arturo Frondizi. Arturo Mor Roig regresó a la Cámara de Senadores de la Legislatura de Buenos Aires, presidiendo el minoritario bloque de la UCRP por todo el período (1958/1962). En ese cuerpo parlamentario volvió a dar acabadas demostraciones de su capacidad de trabajo y su inteligencia, lo que lo convirtió desde entonces en un insoslayable referente político del Radicalismo.
En 1962, se produjo el derrocamiento del gobierno de Frondizi, la clausura del Congreso y la intervención de todas las provincias, tras la fachada de legalidad que brindaba la presidencia ejercida por José María Guido bajo la tutela de las Fuerzas Armadas enfrentadas a su vez entre Azules y Colorados.
La Unión Cívica Radical del Pueblo se convirtió desde entonces en la motorizadora de un encuentro político y social que permitiera una coincidencia nacional en la formulación de programas mínimos, comenzando por el retorno a la legalidad constitucional y excluyendo la proscripción de ningún sector político.
Ricardo Balbín y Arturo Mor Roig fueron quienes llevaron adelante la febril ronda de conversaciones con todos los partidos y sectores políticos del país. Así nació la "Asamblea de la Civilidad", materializada en el acto del 12 de marzo de 1963 celebrado en Unione e Benevolenza, de la que participaron ocho agrupaciones políticas (UCRP, UCRI, Justicialistas, Demócratas Cristianos, Demócratas Progresistas, Conservadores Populares, Socialistas Argentinos y Federales).
Allí se suscribió el Acta de la Coincidencia Nacional, que contenía importantes definiciones de contenido político, económico y social; hecho inédito en los últimos lustros. Se trataba de una defensa del sistema democrático, exigiendo la libertad de sufragio, la igualdad de condiciones para todas las agrupaciones políticas, el respeto de las minorías, la exclusión del Estado de la lucha político electoral, la moralidad administrativa.
Producido el restablecimiento de las instituciones democráticas, la fórmula de la UCRP Arturo Illia - Carlos Perette resultó la más votada (25,15%) y reunidos los colegios electorales en todo el país, los candidatos radicales fueron consagrados Presidente y Vicepresidente de la Nación por la mayoría absoluta de los mismos.
En las tratativas previas a la transmisión del mando, se reunieron para acordar la transición el Presidente José María Guido y el electo Presidente Illia, a quien acompañaban Balbín y Mor Roig, lo cual denota la proyección política de orden nacional que ya por entonces tenía éste último. Arturo Mor Roig había resultado electo Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires y fue consagrado Presidente de la Cámara, ejerciendo el cargo durante todos los períodos legislativos desde 1963 hasta el golpe militar de 1966. El enrarecimiento del clima político hacia 1965, impidió la sanción de la Ley de Presupuesto y fue creando el ambiente para el golpe de Estado, tramado por militares, sindicalistas y empresarios, con el aval de las empresas multinacionales.
Finalmente, el golpe anunciado se produjo bajo la denominación de "Revolución Argentina". Ahora habría que avocarse a la recuperación de las instituciones democráticas y por el reencuentro definitivo de los argentinos.
Y la UCR, particularmente Ricardo Balbín y Arturo Mor Roig, serían los principales responsables de llevar adelante esta estrategia, para la cual contaban con la experiencia anterior de la "Asamblea de la Civilidad", que había sentado el precedente de que podía existir diálogo entre las diversas fuerzas políticas con miras a la recuperación del Estado de derecho.
Estaba claro además que, sin un entendimiento entre Radicales y peronistas, no había posibilidad de presionar eficazmente sobre las FF.AA. para encarrilar al país nuevamente en la senda de la democracia y afrontar además la solución de las graves dificultades socioeconómicas que lo aquejaban.
Así surgió "La Hora del Pueblo", agrupación que nucleó a los más representativos partidos políticos argentinos, continuando la línea dialoguista de 1962 en la "Asamblea de la Civilidad". En el proceso de diálogo político iniciado, les cupo tanto a Balbín como a Mor Roig el rol de principales propulsores, lo que les valió la oposición férrea de sectores internos del Radicalismo que descreían de las bondades de un intento de acercamiento con Perón.
En ese marco se inscribió la decisión de la Junta de Comandantes de designar Presidente al Gral. Alejandro Lanusse, con retención de la Comandancia del Ejército. Pero al mismo tiempo, los militares decidieron ofrecer el Ministerio del Interior al Dr. Arturo Mor Roig el 24 de marzo de 1971, noticia que produjo un fortísimo impacto en el seno del Radicalismo, de cuya Mesa Directiva éste formaba parte.
La decisión de Mor Roig de aceptar el ofrecimiento de conducir el proceso de transición a la democracia desde su gestión como Ministro del Interior de un gobierno de facto, es sin duda el aspecto más controvertido de toda su vida pública y su actuación política.
El ofrecimiento efectuado a Mor Roig para que se hiciera cargo del Ministerio del Interior que pilotearía la salida electoral que pusiera fin al régimen militar imperante desde 1966, fue profundamente meditado por Lanusse y los altos jefes militares los que sondearon previamente al político, quien aspiraba a convertirse en una suerte de custodio de un proceso de democratización real y definitivo de la Argentina, que dejara de lado las traumáticas experiencias político-institucionales anteriores. Arturo Mor Roig condicionó su aceptación a que los partidos integrantes de "La Hora del Pueblo" prestasen su conformidad.
El principal escollo para la aceptación de Mor Roig lo constituyó precisamente su propio partido, la UCRP y la conducción encabezada por su amigo de siempre, Ricardo Balbín. Existieron gestiones oficiosas para lograr torcer la opinión contraria del caudillo radical a la designación de Mor Roig como Ministro del Interior.
Hay versiones que indican que hasta el propio Perón llamó desde Madrid al hombre de La Plata, para convencerlo que la gestión de Mor Roig sería un aporte fundamental del Radicalismo para que el proceso de normalización institucional generara mayor confianza
El estado de agitación partidaria generado por la aceptación de Mor Roig determinó que la oposición interna a Balbín castigara muy duramente a ambos, llegando incluso el Dr. Raúl Alfonsín a pedir la expulsión del partido del Ministro del Interior.
Entonces el propio cuestionado hizo llegar su renuncia como afiliado al Comité de San Nicolás de la Unión Cívica Radical del Pueblo, para no comprometer al partido con su gestión. Dicho Comité tuvo para con su caracterizado afiliado una actitud de consideración y respeto: desestimó renuncia a la afiliación presentada por el Ministro, concediéndole una licencia; algo que no trascendió en su momento, razón por la cual Arturo Mor Roig se sintió reconfortado continuó integrando el padrón de afiliados de la Unión Cívica Radical de San Nicolás hasta su muerte. Balbín que lo conocía en profundidad y sabía de sus condiciones morales dijo sobre Mor Roig: "¿Sabe lo que pasa con el Catalán? Él ha pensado que podía dar la solución. Ha ido de buena fe".
A cinco días de asumir su cargo como Ministro de Interior, anunció oficialmente la rehabilitación de la actividad política y comenzó una serie de reuniones con los máximos representantes políticos. Un proceso que desembocaría en las elecciones del 11 de marzo de 1973 con el triunfo de la fórmula Cámpora - Solano Lima.
Habiendo cumplido uno de los objetivos fundamentales por el cual había sido convocado, con la asunción de las nuevas autoridades democráticas abandonó la función pública. Sus dotes personales y su capacidad intelectual fueron elementos idóneos que le permitieron desarrollar sus labores en la actividad privada, sin necesidad de jubilaciones de privilegio u otras prebendas.
SU MUERTE
El propósito de hallar una explicación lógica a un acto de tal barbarie suele quedar trunco, ya que el fanatismo y el odio no son racionales.
Minutos antes de las 14 de aquel fatídico 15 de julio de 1974, Arturo Mor Roig, como solía hacerlo durante los últimos 8 meses, tomó ubicación, junto a otras tres personas, en el restaurante Rincón de Italia de la calle Paraguay 3701, ubicado a unas 10 cuadras de la estación de San Justo, Provincia de
Buenos Aires. Alrededor de las 14.30 dos jóvenes, correctamente vestidos, que ocupaban una de las mesas cercanas a la de Mor Roig, se pusieron de pie y decididamente avanzaron hacia él. Al llegar a su lado extrajeron pistolas de entre sus ropas y comenzaron a dispararle. Segundos después, otros dos hombres que se encontraban en la puerta del local ingresaron empuñando escopetas de caño recortado y abrieron salvajemente fuego sobre la víctima, que ya se había desplomado mortalmente al suelo.
En medio del desconcierto y el pánico de la gente, que comenzó a correr desesperadamente, los asesinos, respondiendo a un plan bien estudiado y fríamente ejecutado, salieron por una de las puertas de servicio, ingresaron a un Fiat 128 rojo que los aguardaba y huyeron a toda velocidad. La autopsia realizada horas después en el Instituto de Cirugía de Haedo informó que el cadáver de Mor Roig tenía 32 orificios de bala.
El asesinato provocó una honda conmoción en los círculos políticos y fue condenado por los diferentes partidos mayoritarios. El Poder Ejecutivo decretó duelo nacional y sus restos fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos.
Durante la inhumación de sus restos en la ciudad de San Nicolás, el 16 de julio de 1974, Lanusse se preguntó: ¿Por qué lo asesinaron? ""¿Acaso porque no creía en otras soluciones que no fueran aquellas del diálogo franco y el entendimiento digno? ¿Acaso porque comprendía que el futuro no podía tallarse con marginaciones o exclusiones de ningún sector?".
SUS ASESINOS
Horas después del asesinato y luego de un tiroteo en Haedo, la policía dio muerte a un probable implicado en el crimen y detuvo a otros dos. El individuo muerto era Guillermo Rubén Pérez, con un frondoso prontuario en actividades terroristas y con varios pedidos de captura. Era militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y estaba considerado como el número tres de la organización detrás de Roberto Santucho y Enrique Gorriarán Merlo. Además, estaba implicado en el secuestro y asesinato del director de Fiat, Oberdan Sallustro, en 1972. Días después, sin embargo, la agrupación Montoneros se atribuyó -extraoficialmente- el hecho mediante algunas pintadas y cánticos.
Pero es innegable que Montoneros, el E.R.P. y tantas otras agrupaciones terroristas, estaban imbuidas de la paranoia de la subversión, con total desprecio de las instituciones democráticas, como también de la vida y la libertad de las personas. Basta señalar que en 1974 hubo 117 secuestros y 110 personas asesinadas. Y durante ese año, en pleno funcionamiento de las instituciones democráticas, ejercían la Presidencia de la Nación el General Juan Domingo Perón, y luego de su muerte, su esposa y sucesora, María Estela Martínez. Fue en ese clima de intolerancia que se produjo la muerte de Mor Roig.
Orlando Agustín Gauna
oagauna150@yahoo.com.ar
http://www.notiar.com.ar/contenido/info_general/info_5850.htm#1

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