Goebbels, Joseph
Ministro alemán (1897-1945)
El mago de la propaganda nazi
El personaje mas inteligente y quizás el más avieso de los que formaban el circulo más íntimo de Adolfo Hitler fue un hombrecillo cojo, con un pie deforme, dueño de una notable elocuencia, que se llamaba Paul Joseph Goebbels, inventor de lo que suele entenderse, y no en un sentido benévolo, como propaganda moderna.
Albert Speer cuenta de él en sus Memorias que era el principal proveedor de chistes y de maledicencias en las tertulias privadas de Hitler en su refugio del Obersalzberg. El führer se reía con él a mandíbula batiente, hasta llorar. La lengua de Goebbels debía de ser verdaderamente viperina.
ESTUDIÓ EN OCHO UNIVERSIDADES
Nació el 29 de octubre de 1897 en Rheydt, Renania, un pueblo que vivía de la industria textil. Vino al mundo en el seno de una familia católica. Su padre, Fritz, era capataz de una industria local.Gracias a unas becas diocesanas, de la Sociedad de Alberto Magno, Paul Joseph pudo recibir una buena educación universitaria. A diferencia de la mayoría de las altas jerarquías del partido Nacionalsocialista, empezando por el mismo Hitler, que eran autodidactas, Goebbels estudió en ocho Universidades: Bonn, Friburgo. Würzburg, Colonia, Francfort, Munich y Berlín, para graduarse
en Heidelberg, en 1921, Sus estudios fueron de Filosofía, Literatura, Historia, Arte y Lenguas Clásicas. Su vocación eran la literatura y el periodismo, pero con poca fortuna. Nada más graduarse escribió una novela, Michael, que ningún editor le aceptó. Intentó el teatro con dos obras, El vagabundo, sobre Jesucristo, y El huésped solitario, que no encontraron productor. Tampoco aceptaron los artículos que envió al Berliner Tagehlatt. Solo cuando alcanzó notoriedad nacional, gracias a la política, sus obras vieron la luz, aunque con poco éxito. No deja de ser extraño ese rechazo, pues Goebbels tenía una buena formación, como queda dicho, y escribía bien. Quizá de ese rechazo se originó algún resentimiento, que mas tarde pagó la inteligencia alemana de la posguerra.
Tampoco hizo nada por él su cojera. Cuando se estaba abriendo camino, contaba que su pie contrahecho era el resultado de una acción bélica, hasta que se descubrió que su deformidad era de nacimiento.
No había de abandonarle nunca cierta tendencia a fantasear sobre su vida. Pese a su escaso atractivo físico, se tenía por un gran conquistador de mujeres y llevaba un registro de 30 amantes. En sus diarios, que se conservan, las mujeres ocupan mucho espacio; habla de ellas como un Casanova romántico y entusiasta.
En septiembre de 1932 contrajo matrimonio con una divorciada, Magda Quant, que tenía un hijo de su matrimonio anterior. Con Goebbels tuvo seis mas. Vivieron juntos hasta su amargo final.
MUY PRONTO IMPRESIONO A HITLER
Un joven recién graduado, sin trabajo, en aquella Alemania en crisis de la República de Weimar no tenía muchas oportunidades de abrirse camino. La única puerta franca para Goebbels fue la política. El secretario de Gregor Strasser, uno de los que al principio disputaron a Hitler la jefatura del NSDAP, tenía que reemplazar a su secretario, que se llamaba Heinrich Himmler, y que se dedicaba a la cría de pollos, y dio el puesto a Goebbels. Este fue el comienzo de su rápida y brillante carrera política.
Goebbels preparando una alocución radiofónica
En seguida impresionó bien a Hitler, que fue hasta el final muy generoso con el, pero en un principio Goebbels estaba políticamente más cerca de Strasser, que era un radical, un revolucionario, que veía al nacionalsocialismo mucho mas a la izquierda que Hitler y que estaba dispuesto a unirse a los comunistas. Hitler era para él un burgués y Goebbels profesaba estas mismas ideas. Su sensibilidad estaba con los trabajadores y con la revolución.
Cuando, tras muchas escaramuzas, Hitler y Strasser se separaron, al cabo de un borrascoso debate en Bamberg, en febrero del 26, Goebbels se fue con Hitler, y desde entonces tuvo para él la adoración del converso. En octubre de aquel mismo año, Hitler le recompensó nombrandole «gauleiter» de Berlín (jefe de distrito). Cumplía entonces veintinueve años. En sólo un año había pasado de escritor inédito a personaje nazi.
OBSESIONADO POR LA PROPAGANDA
Lo primero que hizo fue fundar el órgano de propaganda del partido, Der Angrifí (El Ataque). Hay quien atribuye la rápida ascensión de Hitler al poder al genio propagandístico de Goebbels, y no hay en esto exageración. Sabia como movilizar las masas, intoxicarlas y ponerlas en acción. Ademas era un gran trabajador.
En 1929, Goebbels fue elegido diputado para el Reichstag, de cuyo incendio, según parece, fue inductor; poco después, y cuando en 1933 Hitler asumió el poder, le hizo ministro de Propaganda.
En seguida dispuso que se construyese un Ministerio para él, sin preguntar siquiera por el coste, y se instaló con su familia en un palacio rodeado de un bonito jardín.
Como ministro de Propaganda, las artes y las letras de la Alemania nazi cayeron bajo el poder absoluto de Goebbels, como también el cine, el teatro y la Prensa. Una noche, los berlineses vieron una gran manifestación de antorchas llevadas por estudiantes hasta la plaza de la Universidad y allí hicieron una hoguera con unos veinte mil volúmenes. Goebbels fue un azote para la cultura alemana. Con aquel incendio entendía que se alumbraba el final de una era y el comienzo de otra.
Nunca había sentido, antes de ingresar en el partido, la menor repulsión ni el menor entusiasmo por los judíos, pero un par de conversaciones con Hitler le convencieron de que había que odiarlos a muerte.
Durante uno de sus clásicos discursos
Así, los escritores judíos se redujeron al silencio o se fueron de Alemania. Fue el caso de Thomas Mann, de Jacob Wassermann, de Stephan Zweig, de Rathenau, de Einstein y (le tantos otros que en gran parte fueron a parar a los Estados Unidos. Y también fue el caso de escritores pacifistas como Eric María Remarque o de extranjeros como Jack London, H. G. Wells, Freud, Gide, Proust, Zola, etcetera.
LA ORGANIZACIÓN DE LA CULTURA NAZI
Goebbels organizó la cultura alemana como una industria proveedora de adhesiones y obediencia al partido nazi. No quería de ella otra cosa.
Se salvaron de esta literal quema la música y el cine. El único compositor judío borrado del mapa fue Hindemith, pero la mayoría de los compositores, directores de orquesta y concertistas no judíos, a diferencia de los escritores prefirieron quedarse en Alemania. Fueron los casos de Furtwaengler, de Gieseking y, lo mas sorprendente de todo, de Richard Strauss, quien no solo se quedó en Alemania, sino que aceptó la dirección de la Cámara de Música del Reich.
No menos sorprendente fue el caso del gran dramaturgo Gerhart Hauptmann. al que, pese a su pasado socialista, repusieron constantemente. Fue amigo de Goebbels.
El cine del III Reich conoció una relativa edad de oro bajo Goebbels y la UFA. Fue un cine intrascendente, pero muy celebrado en toda Europa. sobre todo las comedias musicales.
TRAGEDIA EN EL «BUNKER» DE HITLER
En los últimos días y horas de la Alemania nazi. Hitler, ya abandonado por Göering y por Himmler y tantos otros, dictó a Döenitz la lista del Gobierno que había de sucederle después de su muerte. Nombraba a Goebbels canciller. Su ultimo gran cargo había sido el de «general bevollmächtigter für den totalen Krieg», en agosto del 44, algo así como procurador general para la guerra total. Fueron aquellos unos días mortales en el «bunker» de la Cancillería, con la artillería rusa disparando continuamente. Goebbels dejó escrito que no quería seguir viviendo después de que Hitler muriese.
El día 1 de mayo de 1945, al atardecer, Goebbels llamó a sus hijos, que estaban jugando en el jardín, y que sin duda sabían lo que les esperaba, y les fueron administradas inyecciones letales por el mismo medico que la víspera había envenenado a los perros de Hitler.
Seguidamente, Goebbels llamo a su ayudante, Günther Schwaegermann, y le dijo que preparase contenedores con gasolina. Le explicó que había resuelto morir con su mujer y le pidió que cuando ellos estuviesen muertos los rociasen con gasolina y les prendiesen fuego. A las ocho treinta de aquel día, cuando ya comenzaba a oscurecer, los Goebbels subieron al jardín del «bunker» y allí un hombre de las SS les disparó a los dos en la nuca. Les rociaron de gasolina y les prendieron fuego.
Al día siguiente, los rusos los encontraron medio carbonizados y por ello les reconocieron inmediatamente. Nadie había quedado vivo en el «bunker» para mantener el fuego.
Personajes del eje- generales
© 1999 Juan Luis Jimeno juanluis124@hotmail.com/ Madrid (España)
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