Opinión -
Anuncios que prefiguran más de lo mismo
El discurso que pronunció el martes último el gobernador ante la Asamblea Legislativa, permite apreciar que su segunda gestión estará orientada a profundizar un poco más el perfil y los contrastes que caracterizan su gobierno: costoso plan de obras públicas –buena parte ostentosa e innecesaria-, bajísima calidad institucional, pésimo servicio de justicia, educación, seguridad y continuidad del sistema clientelar que conforma su base electoral.
Anunciar, por ejemplo, 17 diques para los próximos 40 años sin un verdadero estudio ambiental o plan rector que justifique su construcción, aparece como un capricho arbitrario, destinado a despertar la admiración de la tribuna pero sin ningún fundamento serio. Por caso, si tan importante es el agua y tantos diques tenemos en la provincia, ¿cómo puede entenderse que tengamos tantos problemas de abastecimiento y calidad del agua en San Luis, Villa Mercedes, Justo Daract, Merlo y otras tantas localidades del interior?
Los sanluiseños sabemos bastante de obras faraónicas que después de inauguradas se rebelan fastuosas pero innecesarias, como el pomposo aeropuerto internacional del Valle del Conlara, que el gobierno ahora ni siquiera quiere subsidiar y se lo tira por la cabeza a los hoteleros de Merlo. O el super estadio de La Punta, para que se lo utilice esporádicamente, bancando a un técnico famoso que nunca ganó nada, salvo un sueldo astronómico todos los meses.
Algo parecido sucede con los anuncios de construcción de más kilómetros de autopista. Hace ya un tiempo que se viene deteriorando la Autopista de las Serranías Puntanas (trayecto San Luis-Villa Mercedes-Justo Daract), precisamente por la falta de mantenimiento. Ni qué hablar de los problemas en ruta 8, ruta 55, ruta provincial 33 o caminos vecinales, todos cortados total o parcialmente por lo mismo: el anegamiento provocado por el agua y el lodo que descienden de Colonia Los Manantiales, problemática gravísima que omitió abordar el primer mandatario. ¿No es más lógico arreglar lo que está roto o deteriorado?
Otras obras directamente entran en el terreno de la pomposidad extrema: un nuevo edificio gubernamental a un costo millonario no se justifica de ningún modo. Menos aún un hipódromo de lujo con casino en La Punta o un circuito internacional de automovilismo. O una nueva y lujosa penitenciaría. Tan contradictorio suena todo que en Villa Mercedes, por ejemplo, en los últimos 15 años nos quedamos sin Penitenciaría, cuando el gobierno la cerró para construir una escuela y porque haría la Penitenciaría Modelo en Capital. Luego cerró el hipódromo, porque allí se hizo la Costanera. Y después se cerró el autódromo, porque nadie apoyaba el automovilismo pero sí el golf, sobre todo este mismo gobierno (generoso en elevados subsidios para la construcción de nuevos links).
En otro orden, es importante la edificación de nuevas maternidades, pero hubiera sido más justo analizar el estado de la salud en su conjunto y la insatisfacción de los trabajadores que conforman el sistema, todo lo cual no se tapa con más ladrillo, sin obviar las notorias deficiencias en la calidad de la obra pública y las sospechas de corrupción detrás de la SAPEM y cada contrato o licitación.
En el plano educativo fue donde quizás se cometió la más grave omisión, fundamentalmente en el marco del conflicto en ciernes que han planteado los diferentes gremios. Nada dijo de la elevada deserción escolar, la baja calidad educativa, la falta de nombramientos de docentes y ordenanzas, la no conformación de los gabinetes psicopedagógicos, la falta de nombramiento de los representantes oficiales en el Consejo de Educación, la injusticia salarial que plantea el no reconocimiento del doble cargo, la inseguridad de las escuelas, la escasez de los montos destinados a la copa de leche, entre otros problemas.
Además, anunciar que va a suplir la falta de escuelas en el interior con un sistema de docentes móviles o a través de la autopista de la información, forma parte de un remiendo poco creible. El data center funciona defectuosamente desde el año pasado. Y este año se cumplió un aniversario más de aquél viejo anuncio del gobernador de ofrecer a $40 telefonía, TV e Internet, razón suficiente para poner en duda ahora que nuestros pibes vayan a poder educarse gracias a este vanguardista sistema.
Lo mismo para la Justicia: el anuncio del aumento presupuestario y la construcción de tres nuevos edificios no es suficiente para mejorar su funcionamiento, porque no se aprueba la autarquía, como paso fundamental para facilitar su real independencia o, al menos, reducir el actual sometimiento al Ejecutivo y al mecanismo de renuncia anticipada.
En el mismo sentido van el resto de los anuncios. Decir que va a reforzar la Policía Caminera o la elaboración de un mapa del delito, o denunciar la “corruptela” luego de un cuarto de siglo de gobierno y de crisis de seguridad, nunca reconocida, es insuficiente. Tampoco alcanza con hacer un anuncio ambiguo de compra de minibuses para resolver el problema de aislamiento que sufren comunidades del interior, por las falencias del sistema provincial de transporte.
Más grave es regodearse con cifras del supuesto crecimiento de la economía provincial, sobre todo la reducción de la desocupación, pasando por alto que en realidad es la más alta del país (38%), si se eliminaran los planes sociales asistenciales (datos tomados de la Encuesta Permanente de Hogares).
Precisamente la permanencia del Plan de Inclusión Social no ya como un paliativo para la emergencia de la desocupación, sino como un sistema estructural del Estado para contener la indigencia, sin planes de reactivación, permite comprender porqué han crecido Córdoba, San Juan o Mendoza de manera genuina (aumentando en términos reales la generación de puestos de trabajo), mientras aquí se perdían más de diez mil puestos laborales sólo en la industria.
Quedó claro que por ahora no existe ninguna intención de modificar este perverso sistema, que maquillado de justicia social ha convertido al P.I.S. en un fin en sí mismo, para garantizar un piso de apoyo electoral, más que en un medio desde el cual capacitar o retener coyunturalmente al desocupado hasta que se reinserte al mercado laboral formal.
El gobernador adelantó que enviará un nuevo proyecto de régimen municipal para controlar un poco mejor a los comisionados municipales. Y parece correcto que así sea. Pero nada dijo con respecto a una modificación en la Ley de coparticipación municipal, basada en una distribución mezquina de los recursos a los municipios, que los condena a ser absolutamente dependientes de los designios provinciales e imposibilitados de llevar adelante gestiones autónomas y exitosas.
Un sector de la prensa interpretó que la presencia del Frente Juntos por San Luis, en su carácter de principal oposición, fue sólo un complemento decorativo en la asamblea del martes. E incluso consideró que la asistencia desdibujaba nuestro carácter opositor. Más allá del absoluto derecho que les asiste de analizar el hecho bajo el prisma de sus propias convicciones, me permito discrepar con esta lectura.
Tal vez en otro contexto, las ausencias pueden haberse justificado o entendido. Es más, refresco para los menos memoriosos que un mes atrás este mismo Frente Juntos por San Luis desistió de participar de la ronda de diálogo político, frente al acotado temario de la convocatoria formulada desde el Ministerio de Gobierno. Pero ante el comienzo de un nuevo ciclo gubernamental, entendimos imprescindible subrayar nuestra presencia. En términos futboleros: marcar la cancha.
La oposición, aún debilitada, incluso con contradicciones, se encuentra transitando una inédita etapa de organización sustentada en tres pilares: 1) Armonización interna de los múltiples partidos y grupos que la conforman, a través de una organicidad basada en la representación de todos los sectores y el respeto al disenso y la pluralidad; 2) Capacitación de todos sus cuadros e incorporación de equipos técnicos y profesionales y 3) Elaboración de un plan de gobierno para el 2011.
Entendemos que el actual modelo gobernante da signos inequívocos de agotamiento, que este sistema feudal basado en la acumulación de poder, el autoritarismo, la dádiva y el clientelismo, ha comenzado escribir sus últimos capítulos. Pero para derrotarlo es necesario que la oposición desande el camino de la fragmentación, se prepare, ocupe el lugar de representar los intereses de quienes no votaron al oficialismo gobernante y exprese sus diferencias en todos los ámbitos.
Este desafío nunca afrontado seriamente desde 1983 a esta parte, que es la construcción de un polo multipartidario y sectorial que pueda convertirse en alternativa de gobierno, va mucho más allá del histeriqueo del yo-no-voy-para-no-avalar. ¿A quién se le ocurre que por asistir al Parlamento a escuchar al gobernador uno deja de ser opositor y se convierte en acuerdista? Como lectura suena demasiado simplista, fácil para la chicana pero inconsistente desde el punto de vista del análisis político.
Adelanto, para que nadie se sorprenda: ante la renovada invitación a dialogar, el Frente Juntos por San Luis lo va a analizar y responderá afirmativamente, en tanto y en cuanto signifique abordar temas trascendentes para la vida institucional de la provincia. Como puede ser la reforma constitucional que ha esbozado Rodríguez Saá. Si no fuera así, seguramente la respuesta será negativa, pero basada en la racionalidad y en las convicciones que sustentamos, nunca pensando en la conveniencia o la oportunidad para la foto.
Eduardo Gargiulo
Periodista y legislador provincial
Anuncios que prefiguran más de lo mismo
El discurso que pronunció el martes último el gobernador ante la Asamblea Legislativa, permite apreciar que su segunda gestión estará orientada a profundizar un poco más el perfil y los contrastes que caracterizan su gobierno: costoso plan de obras públicas –buena parte ostentosa e innecesaria-, bajísima calidad institucional, pésimo servicio de justicia, educación, seguridad y continuidad del sistema clientelar que conforma su base electoral.
Anunciar, por ejemplo, 17 diques para los próximos 40 años sin un verdadero estudio ambiental o plan rector que justifique su construcción, aparece como un capricho arbitrario, destinado a despertar la admiración de la tribuna pero sin ningún fundamento serio. Por caso, si tan importante es el agua y tantos diques tenemos en la provincia, ¿cómo puede entenderse que tengamos tantos problemas de abastecimiento y calidad del agua en San Luis, Villa Mercedes, Justo Daract, Merlo y otras tantas localidades del interior?
Los sanluiseños sabemos bastante de obras faraónicas que después de inauguradas se rebelan fastuosas pero innecesarias, como el pomposo aeropuerto internacional del Valle del Conlara, que el gobierno ahora ni siquiera quiere subsidiar y se lo tira por la cabeza a los hoteleros de Merlo. O el super estadio de La Punta, para que se lo utilice esporádicamente, bancando a un técnico famoso que nunca ganó nada, salvo un sueldo astronómico todos los meses.
Algo parecido sucede con los anuncios de construcción de más kilómetros de autopista. Hace ya un tiempo que se viene deteriorando la Autopista de las Serranías Puntanas (trayecto San Luis-Villa Mercedes-Justo Daract), precisamente por la falta de mantenimiento. Ni qué hablar de los problemas en ruta 8, ruta 55, ruta provincial 33 o caminos vecinales, todos cortados total o parcialmente por lo mismo: el anegamiento provocado por el agua y el lodo que descienden de Colonia Los Manantiales, problemática gravísima que omitió abordar el primer mandatario. ¿No es más lógico arreglar lo que está roto o deteriorado?
Otras obras directamente entran en el terreno de la pomposidad extrema: un nuevo edificio gubernamental a un costo millonario no se justifica de ningún modo. Menos aún un hipódromo de lujo con casino en La Punta o un circuito internacional de automovilismo. O una nueva y lujosa penitenciaría. Tan contradictorio suena todo que en Villa Mercedes, por ejemplo, en los últimos 15 años nos quedamos sin Penitenciaría, cuando el gobierno la cerró para construir una escuela y porque haría la Penitenciaría Modelo en Capital. Luego cerró el hipódromo, porque allí se hizo la Costanera. Y después se cerró el autódromo, porque nadie apoyaba el automovilismo pero sí el golf, sobre todo este mismo gobierno (generoso en elevados subsidios para la construcción de nuevos links).
En otro orden, es importante la edificación de nuevas maternidades, pero hubiera sido más justo analizar el estado de la salud en su conjunto y la insatisfacción de los trabajadores que conforman el sistema, todo lo cual no se tapa con más ladrillo, sin obviar las notorias deficiencias en la calidad de la obra pública y las sospechas de corrupción detrás de la SAPEM y cada contrato o licitación.
En el plano educativo fue donde quizás se cometió la más grave omisión, fundamentalmente en el marco del conflicto en ciernes que han planteado los diferentes gremios. Nada dijo de la elevada deserción escolar, la baja calidad educativa, la falta de nombramientos de docentes y ordenanzas, la no conformación de los gabinetes psicopedagógicos, la falta de nombramiento de los representantes oficiales en el Consejo de Educación, la injusticia salarial que plantea el no reconocimiento del doble cargo, la inseguridad de las escuelas, la escasez de los montos destinados a la copa de leche, entre otros problemas.
Además, anunciar que va a suplir la falta de escuelas en el interior con un sistema de docentes móviles o a través de la autopista de la información, forma parte de un remiendo poco creible. El data center funciona defectuosamente desde el año pasado. Y este año se cumplió un aniversario más de aquél viejo anuncio del gobernador de ofrecer a $40 telefonía, TV e Internet, razón suficiente para poner en duda ahora que nuestros pibes vayan a poder educarse gracias a este vanguardista sistema.
Lo mismo para la Justicia: el anuncio del aumento presupuestario y la construcción de tres nuevos edificios no es suficiente para mejorar su funcionamiento, porque no se aprueba la autarquía, como paso fundamental para facilitar su real independencia o, al menos, reducir el actual sometimiento al Ejecutivo y al mecanismo de renuncia anticipada.
En el mismo sentido van el resto de los anuncios. Decir que va a reforzar la Policía Caminera o la elaboración de un mapa del delito, o denunciar la “corruptela” luego de un cuarto de siglo de gobierno y de crisis de seguridad, nunca reconocida, es insuficiente. Tampoco alcanza con hacer un anuncio ambiguo de compra de minibuses para resolver el problema de aislamiento que sufren comunidades del interior, por las falencias del sistema provincial de transporte.
Más grave es regodearse con cifras del supuesto crecimiento de la economía provincial, sobre todo la reducción de la desocupación, pasando por alto que en realidad es la más alta del país (38%), si se eliminaran los planes sociales asistenciales (datos tomados de la Encuesta Permanente de Hogares).
Precisamente la permanencia del Plan de Inclusión Social no ya como un paliativo para la emergencia de la desocupación, sino como un sistema estructural del Estado para contener la indigencia, sin planes de reactivación, permite comprender porqué han crecido Córdoba, San Juan o Mendoza de manera genuina (aumentando en términos reales la generación de puestos de trabajo), mientras aquí se perdían más de diez mil puestos laborales sólo en la industria.
Quedó claro que por ahora no existe ninguna intención de modificar este perverso sistema, que maquillado de justicia social ha convertido al P.I.S. en un fin en sí mismo, para garantizar un piso de apoyo electoral, más que en un medio desde el cual capacitar o retener coyunturalmente al desocupado hasta que se reinserte al mercado laboral formal.
El gobernador adelantó que enviará un nuevo proyecto de régimen municipal para controlar un poco mejor a los comisionados municipales. Y parece correcto que así sea. Pero nada dijo con respecto a una modificación en la Ley de coparticipación municipal, basada en una distribución mezquina de los recursos a los municipios, que los condena a ser absolutamente dependientes de los designios provinciales e imposibilitados de llevar adelante gestiones autónomas y exitosas.
Un sector de la prensa interpretó que la presencia del Frente Juntos por San Luis, en su carácter de principal oposición, fue sólo un complemento decorativo en la asamblea del martes. E incluso consideró que la asistencia desdibujaba nuestro carácter opositor. Más allá del absoluto derecho que les asiste de analizar el hecho bajo el prisma de sus propias convicciones, me permito discrepar con esta lectura.
Tal vez en otro contexto, las ausencias pueden haberse justificado o entendido. Es más, refresco para los menos memoriosos que un mes atrás este mismo Frente Juntos por San Luis desistió de participar de la ronda de diálogo político, frente al acotado temario de la convocatoria formulada desde el Ministerio de Gobierno. Pero ante el comienzo de un nuevo ciclo gubernamental, entendimos imprescindible subrayar nuestra presencia. En términos futboleros: marcar la cancha.
La oposición, aún debilitada, incluso con contradicciones, se encuentra transitando una inédita etapa de organización sustentada en tres pilares: 1) Armonización interna de los múltiples partidos y grupos que la conforman, a través de una organicidad basada en la representación de todos los sectores y el respeto al disenso y la pluralidad; 2) Capacitación de todos sus cuadros e incorporación de equipos técnicos y profesionales y 3) Elaboración de un plan de gobierno para el 2011.
Entendemos que el actual modelo gobernante da signos inequívocos de agotamiento, que este sistema feudal basado en la acumulación de poder, el autoritarismo, la dádiva y el clientelismo, ha comenzado escribir sus últimos capítulos. Pero para derrotarlo es necesario que la oposición desande el camino de la fragmentación, se prepare, ocupe el lugar de representar los intereses de quienes no votaron al oficialismo gobernante y exprese sus diferencias en todos los ámbitos.
Este desafío nunca afrontado seriamente desde 1983 a esta parte, que es la construcción de un polo multipartidario y sectorial que pueda convertirse en alternativa de gobierno, va mucho más allá del histeriqueo del yo-no-voy-para-no-avalar. ¿A quién se le ocurre que por asistir al Parlamento a escuchar al gobernador uno deja de ser opositor y se convierte en acuerdista? Como lectura suena demasiado simplista, fácil para la chicana pero inconsistente desde el punto de vista del análisis político.
Adelanto, para que nadie se sorprenda: ante la renovada invitación a dialogar, el Frente Juntos por San Luis lo va a analizar y responderá afirmativamente, en tanto y en cuanto signifique abordar temas trascendentes para la vida institucional de la provincia. Como puede ser la reforma constitucional que ha esbozado Rodríguez Saá. Si no fuera así, seguramente la respuesta será negativa, pero basada en la racionalidad y en las convicciones que sustentamos, nunca pensando en la conveniencia o la oportunidad para la foto.
Eduardo Gargiulo
Periodista y legislador provincial
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